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dijous, 6 de novembre del 2008

(228) PENÚLTIMO NOMBRE DE GUERRA de RAÚL ARGEMÍ (1946). Algaida. 190 páginas


Víctima de un grave accidente de tráfico, Manuel Carraspique sólo recuerda su nombre y su profesión de periodista. Convaleciente en un hospital cerca de Nauquén, en la Argentina profunda, comparte habitación con un hombre al que todos llaman Márquez, un alucinado que, tras asesinar a varios indios mapuches para sacarles el demonio del cuerpo, se había prendido fuego a los pies de un árbol sagrado. Pero en sus breves y confusas conversaciones con Márquez, y llevado por su celo de periodista, irán apareciendo otras historias y otros nombre no menos inquietantes...

Raúl Argemí nació en La Plata (Argentina). Actor, director y autor teatral en su juventud, particípó en la lucha contra la dicatadura desde 1969 hasta 1974, en que fue detenido y permaneció diez años encarcelado.En 1977 publicó su primera novela, El gordo, el francés y el ratón Pérez. Con Los muertos siempre pierden los zapatos, obtuvo el XXI Premio Felipe Trigo de Novela.

Se trasladó a España en 1999, y tras residir algunos años en Alicante, actualmente vive en Barcelona.

Con Penúltimo nombre de guerra ha obtenido el XIII Premio Internacional de Novela Luís Berenguer.
Valoración personal: No tenia conocimiento del autor ni de sus obras. He llegado a él a través del Club de Lectura en que participo. Este mes tocaba comentar esta novela y hemos tenido el privilegio de contar con la presencia de propio escritor en una tertulia realmente amena y que ha servido para apreciar más este buen libro.

A pesar de que solo son ciento noventa páginas que se pueden leer de un tirón (es la manera que me parece más adecuada de leerla), no es una novela fácil, no es de las que enganchan desde el principio.

A lo largo del relato vemos desfilar una amalgama de personajes, aparentemente sin conexión entre ellos: una especie de puzle cuyas piezas encajan al final pero hasta llegar a él, es fácil perderse en la narración. Es recomendable una relectura, que por el volumen del libro se puede hacer en cuatro o cinco horas.