El pintor de batallas apareció en 2006 y en ella Arturo Pérez-Reverte se aparta de la novela de aventuras para intentar hacer una reflexión de su larga labor como corresponsal de guerra en Sarajevo, Etiopía y El Salvador.
Nos cuenta la historia de Faulques, fotógrafo especializado en temas bélicos que decide encerrarse en un viejo faro de la costa española para pintar un miral circular que resuma todas sus experiencias. Ahí, mientras Faulques trabaja, recibe la sorpresiva visita de Ivo Markovic, un miliciano croata al que alguna vez fotografió, quien dice estar desde hace años buscándolo paraatarlo.
Las conversaciones entre Faulques y Markovic, llenas de recuerdos de la guerra, establecen una peculiar relación entre ellos y son el eje de la narración. Faulques se muestra como un hombre culto, pesimista y cerebral. Markovic representa, por el contrario, los aspectos más directos y emotivos de lo bélico.
A estos dos personajes se suma el recuerdo del gran amor del protagonista, la también fotógrafa Olvido Ferrara, de cuya muerte, en pleno campo de batalla, Faulques parece sentirse culpable.