Las legiones malditas es la segunda parte de la trilogía que Santiago Posteguillo dedica a la figura de Publio Cornelio Escipión el Africano. La serie se inicia con Africanus el hijo del cónsul -ver post más abajo-. En este caso, la narración comienza en el año 209 a.C., el año en que Escipión conquista a los cartagineses la ciudad de Cartago Nova y termina en el 202 a.C. tras la batalla de Zama que supone la aniquilación del ejército cartaginés y el final de la Segunda Guerra Púnica. Solamente son siete años, pero muy intensos y se corresponden con la edad adulta y plenitud de Escipión como general. Se tiene que enfrentar no solo a los enemigos exteriores, sino también a algunos miembros del propio Senado romano como es el caso de Quinto Favio Máximo.
La estructura de las dos novelas es similar -no podría ser de otra forma al tratarse de dos partes de una trilogía-: parecido número de páginas, capítulos no excesivamente largos, unos formidables apéndices que sirven de gran ayuda,...
El título corresponde al nombre con el que los romanos designaron a las legiones V y VI después de que estas fueron vergozosamente derrotadas en Cannae y, a consecuencia de ello, desterradas y olvidadas en Sicilia. Fueron las legiones que Escipión utilizó para derrotar a Anibal en su propio territorio, en África. De ahí el sobrenombre de el Africano.
Es una excelente novela histórica. Si la anterior la recomendaba, en este caso está a la misma altura, e incluso la supera. La historia está contada de una manera muy atractiva y se sigue con facilidad, sin que por eso se pierda el rigor histórico. Así que habrá que continuar con la que finaliza la serie, La traición de Roma, aunque pasará un tiempo antes de ello. Dejemos a Escipión que se tome unas merecidas vacaciones junto a su esposa Emilia, sus hijos y el resto de la familia.
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