De Julia Navarro había leído cuatro de los cinco libros que había publicado: La biblia de barro, La sangre de los inocentes, Dime quién soy y Dispara, yo ya estoy muerto. Todas ellas encuadradas en lo que se conoce como novela histórica.
Historia de un canalla también es una novela pero no tiene nada que ver con las anteriores. Es un cambio de registro total. Quizás porque tenía un gran concepto de la escritora y de sus libros, en este me ha decepcionado: se me ha hecho pesado, muy reiterativo, demasiado extenso...
La historia, que podría titularse como un tratado sobre la maldad, está contada en primera persona por el protagonista, Thomas Spencer, un norteamericano de familia acomodada que vive en Nueva York y sintiendo próxima su muerte hace una mirada retrospectiva y nos explica como ha sido su vida en diferentes etapas: infancia, juventud, madurez y declive. Thomas es un tipo despreciable. Su personalidad la podríamos definir con muchas palabras y ninguna positiva: egoísta, cínico, miserable, maltratador, obsesivo, amoral. Él es consciente de su maldad, pero no se arrepiente de nada e incluso disfruta con el sufrimiento de los demás. A pesar de todo, o quizás por eso, es un triunfador en el mundo profesional en el que se mueve.
La mejor definición del personaje la hace él mismo: "Soy un canalla y no me arrepiento de serlo. He mentido, engañado y manipulado a mi antojo sin que me importaran las consecuencias. He destruido sueños y reputaciones, he traicionado a los que me han sido leales, he provocado dolor a aquellos que quisieron ayudarme. He jugado con las esperanzas de quienes pensaron que podrían cambiar lo que soy. Sé lo que hice y siempre supe lo que debí hacer"
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