Después de Thomas Münzer -ver el post más abajo- es el segundo libro que leo de Francisco Gonzalo Prinetti. Dos novelas muy diferentes por la temática, los personajes, el lugar y el tiempo en que se transcurre la historia.
Jugadas de perdedor está narrada en tercera persona y la acción se desarrolla en Barcelona en los años 90 del siglo pasado. También hay elementos comunes en las dos obras: una historia que engancha desde el principio, relativamente corta, fácil y rápida de leer -esta última me ha durado tres dias y sin dedicarme demasiado-, unos personajes muy bien definidos... En definitiva, dos novelas interesantes y recomendables que no decepcionan.
La historia: Primitivo Llamas, un profesional de la informática, de 48 años, tras la separación de su mujer, quiere vivir otra primavera de libertad y juventud. Se mete a vivir en un piso, de alquiler, con tres estudiantes -dos mujeres y un hombre que por edad podrían ser sus hijos- y, aparte de revivir sus años de protesta juvenil con Lina, cabecilla de un grupo antisistema, queda fascinado por la belleza de Judith, hija de una empresaria catalana, pero ante la indiferencia de esta, para vengarse y ridiculizarla, Primitivo trama un juego del que en principio se cree vencedor.
Más adelante, emprende otro juego, esta vez mucho más peligroso, con corrupción política de altos vuelos de por medio. Pero Primitivo no ha nacido para ganar y todas sus apuestas son jugadas de perdedor. Como él mismo escribe, haciendo un juego de palabras con su propio nombre, Primitivo Llamas, lleno de llamas y muy primitivo.
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